domingo, 8 de mayo de 2016

Mujer con espíritu de montaña mágica

                                            
                                                 Montaña  Mágica

                                  Caminito hacia la casa, en la finca "Los Maestros"

Hace unas semanas tuve noticias de “una finca de duendes”en Tapantí. Una tarde salí a recorrer esa maravillosa zona para conocer a doña Mireya Angulo, la creadora de la “Finca Ecotour Los Maestros”, nombrada así por los vecinos porque en esta familia todos dan clases  y  tienen Maestros que son sus guías.

Desde la casa en lo alto, con natural simpatía doña Mireya y su nieta, me saludan. Subo por con un caminito empinado, cubierto de exuberantes plantas, me recibe un amplio comedor con las paredes estampadas de imágenes hechas con stencil de Carmen Lyra, Jorge Debravo, Juanito Mora, José Martí… pinturas expuestas y una pizarra con el menú que antoja truchas preparadas de diversas formas.

Casa de puertas abiertas llena de originales detalles, la charla nos  lleva a los duendes. Doña Mireya cuenta que “de niña jugaba con unos amigos chiquiticos, a los cinco años tuve que alejarme de ellos, porque nos sacaron de la finca en Ojo de Agua de El Guarco, donde yo nací. Iba llorando montada en el carro, y le pedí al chofer que parara. Salí corriendo a ver si veía a los chiquitos pero nada…ni siquiera estaba el anillito que escondíamos debajo de la piedra…Mi papá me tranquilizó diciéndome el mundo es pequeño algún día tal vez  usted los vuelva a encontrar”.

                                Doña Mireya con su nietita, nos ofreció café.

“Cuando me casé y llegó la hora de decirnos los secretos, yo le conté a mi esposo de mis amiguitos pequeños, y que me habían dado un anillo en forma de culebrita con los ojos rojos. El me contó que también tuvo uno, pero con los ojos verdes“(¿se lo darían los duendes?)

Su conversación vertiginosa repleta de recuerdos y fuertes vivencias, fue develando a una mujer de inmensa energía emprendedora, que desde su adolescencia ha trabajado en infinidad de cosas “me hice maestra con la mayor de las pobrezas, vendí limones en las paradas de buses, hice cerámica, tuve un negocio de hilos”.

Docente de primaria por 35 años, escribió métodos para leer y escribir, ama la literatura y ahora por las noches, pinta o escribe su libro sobre autoestima, a pesar de que una mano le falla un poco, por una isquemia que la afectó hace unos años.

Con orgullo dice “todas las matas de esta finca las he sembrado yo”. Siempre adoró la naturaleza y añoraba tener “un cuarto de manzana de tierra con gallinas y dos piecitas pintadas de azul y blanco”. 

Consiguió un puesto de maestra en Purisil “cuando llegué no sólo me enamoré de la montaña que había enfrente de la escuela, sino de las caritas de los chiquitos…me quedé 23 años...”.
Muy cerca tuvo la dicha de encontrar la finca de sus sueños, con una majestuosa montaña al puro frente. Ahora vive y desarrolla su pequeña empresa ahí.

                                       Restaurant con las imágenes de Los Maestros

Estrenando el terreno, lo chapeaba junto con el antiguo dueño, que le contaba “viera que aquí aparecen duendes, son pequeñitos con gorritos cónicos, allá abajo en la quebrada, llegan a jugar”.
Un día doña Mireya estaba poniendo unos blocks para la casa, oyó los gritos del señor: “¡Ahí están los duendes, cantando y bañándose en la quebrada, venga!”.
“Corrí pero no los ví…uno los ve jovencito porque está puro, ya viejo no, está lleno de egos, contaminado”.

                                            Estanque de Truchas

Esta mujer es un motor que no para, y a mi pregunta de cuando descansaba, me contestó: “ya descansaré en el cementerio”. Por eso en esta finca construyó su casa, sembró árboles, truchas, jardines, tiene servicio de habitaciones para turistas, y es quién cocina y atiende a los visitantes que llegan de muchas latitudes, a vivenciar este paraje especial, donde se hacen caminatas y meditaciones por la paz que honran a la Madre Tierra.

“Aquí a mí me gusta oír el silencio, ¿aunque sabés? a veces oigo cantos que salen de la montaña”…

Con la gratitud de haber conocido a una maestra de vida, tan creativa y emprendedora, con el sabor de la trucha que me ofreció y la imagen de sus pinturas para mi recuerdo, me despido, sintiendo que la magia está en ella, en los duendes que habitan la montaña firme y noble de su espíritu.

                                
                                                Cuadro pintado por Doña Mireya


Fotos: Francisco Chavarría
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